El valor de la moneda no es impedimento para salir a buscar lo que ya no se encuentran en venezuela.

Algunos negocios  de Cúcuta están abarrotados de compradores venezolanos y es normal ver filas de personas a las afueras de estos establecimientos, adquiriendo  productos que ya no se consiguen en su país. Escasez, inflación y poco poder adquisitivo, ese es el día a día de los venezolanos. Por eso, centenares de personas copan los almacenes del centro de Cúcuta para comprar productos para el consumo de sus familias y algunos para la reventa informal.

Un paquete de pañales en Cúcuta vale  47.000 bolívares soberanos, mientras que en Venezuela, el mismo paquete, cuesta 350.000 bolívares y la unidad se consigue a 3.500 bolívares. Este año a Venezuela se le fueron las luces, ya son cinco los apagones eléctricos  masivos que han ocurrido en el vecino país en 2019. Por eso, venezolanos viajan de San Cristóbal a Cúcuta con la idea de comprar un generadores de energía para sus negocios.

La variedad de precios y productos que hay en Cúcuta es una navaja de doble filo para los venezolanos, quienes a pesar del poco valor de su moneda compran.