Francisco Rodríguez, economista jefe en la Unidad de Análisis Financiero de Torino Economics, afirmó que las sanciones no son las responsables de la crisis que afronta Venezuela, pero estas pueden empeorar la situación sino se adoptan alternativas que ayuden a reducir los efectos en la población, como el programa de Petróleo por Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas.

Aseguró que la crisis económica fue causada por la irresponsabilidad del fallecido presidente Hugo Chávez y la incompetencia de Nicolás Maduro, además de la corrupción y el despilfarro de ambos. Sin embargo, destacó que también se ha visto influida por los efectos que han tenido las sanciones en la industria petrolera.

Precisó que las sanciones financieras impuestas por el gobierno de Donald Trump contra el régimen de Maduro en agosto de 2017 están relacionadas con la caída de aproximadamente 800.000 barriles diarios en la industria venezolana, lo que originó una pérdida de ingresos de 17.000.000 dólares anuales.

Agregó que las sanciones petroleras anunciadas en enero de 2019, cuando ya existía una mengua en la producción, podrían asociarse con 400.000 barriles.

Explicó que las sanciones financieras paralizaron el uso de préstamos que eran relevantes para la operatividad de Pdvsa, como la negociación de ciertos bonos en manos del sector público venezolano, así como el pago de ganancias a régimen de Maduro.

Indicó que las sanciones petroleras de este año impiden la exportación a diario de millones de barriles destinados a Estados Unidos, al mismo tiempo, el gobierno de Trump ha presionado a otros clientes, en particular a la India para que no su compra de petróleo a Venezuela.

La provisión de que Venezuela compre productos petroleros a Estados Unidos, como diluyentes, ha afectado su capacidad de mezclar el petróleo. Los economistas tenemos distintas posiciones sobre este tema, pero mi interpretación de los datos es que sí se puede identificar un efecto significativo desde el punto de vista económico de ambas rondas de sanciones, señaló.

Rodríguez aseguró que aunque las sanciones han tenido un efecto negativo en la economía venezolana, no se deben levantar, porque como toda medida política tiene sus costos y beneficios.

En este caso sería el efecto sobre la economía y el beneficio sería el que podría tener sobre las perspectivas del restablecimiento de la democracia venezolana. Si las sanciones son capaces de llevar a Maduro a la mesa de negociación y obligarlo a negociar una salida democrática, entonces es posible que ese costo haya valido la pena, dijo. Sin embargo, aclaró que en Venezuela es necesario comenzar a pensar en alternativas políticas como el programa de Petróleo por Alimentos, que ayude a mitigar el efecto negativo de las sanciones en la población.

Más que levantar las sanciones, creo que lo que se debería crear es un mecanismo para que Venezuela pueda volver a exportar petróleo a Estados Unidos, pero que los recursos de esas exportaciones petroleras sean utilizados para la compra de alimentos y medicinas llevados a cabo bajo fuerte supervisión internacional, especificó.

Añadió que esa alternativa tendría que ser implementada por un organismo internacional como la ONU, con una distribución de alimentos realizada de forma despolitizada a través de ONG y asociaciones capacitadas en ayudas humanitarias, y que también cuente con el control directo de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional.

Se puede crear un mecanismo de ese tipo que permita que al país vuelva a entrar una cantidad significativa de alimentos, que es lo que necesita, para evitar una agravamiento serio de la crisis humanitaria y para evitar lo que sería una hambruna. Pero sin que el gobierno tenga el control sobre el uso de ese recurso, por eso debe estar lo suficientemente supervisado, advirtió.

El economista recordó que el programa fue implementado por la ONU en Irak a finales del siglo pasado, lo que permitió que ese país pudiera restablecer las importaciones de alimentos y bienes esenciales.

Aunque expresó que el programa estuvo lleno de señalamientos de corrupción, la ONU elaboró un estudio exhaustivo en el que explicó cuáles fueron los problemas de ese sistema y cómo podrían solucionarse.

Agregó que en Irak, el régimen de Saddan Hussein mantuvo la potestad para asignar los contractos de petróleo en el programa y le pedía a las compañías que hicieran otros pagos por terceras vías para financiarse de eso.

Lo que estamos planteando para Venezuela es que la asignación de los contractos de petróleos no la haga el régimen, sino que sea través de cuentas en las cuales estén representantes de Maduro, de la junta administradora ad hoc de Pdvsa, designada por Juan Guaidó y además representantes de organismos internacionales que dejarían sin posibilidades a Maduro de asignar esos contractos. Entonces ahí hay temas de diseños que se pueden atender para evitar los casos que se dieron en Irak”, detalló.

Reveló que la infraestructura legal para la implementación del programa es simple. El Ejecutivo de Trump tendría que dictar una medida de excepción humanitaria a las sanciones financieras que permita la venta de petróleo venezolano a Estados Unidos, pero condicionado por el programa de Petróleo por Alimentos. Sumó que los ingresos de esa venta tienen que parar en cuentas especiales controladas por la ONU.

Declaró que el programa debilitaría al régimen de Maduro políticamente porque, en la actualidad, millones de venezolanos dependen del CLAP y no muestran su rechazo al oficialismo por el temor a perder los productos que reciben por ese medio.

Imaginen que la población tuviera un programa de Petróleo por Alimentos. Los ciudadanos no obtendrían sus alimentos a través de una bolsa CLAP, sino por organizaciones de ayuda humanitaria, en un sistema despolitizado y supervisado por la comunidad internacional y la AN. Y todo el mundo sabría que recibirían su bolsa y votarían por quien quieran, eso liberaría a la gente políticamente y debilitará al gobierno, enfatizó.

Jesús Casique, economista y director de la firma consultora Capital Market Finance, aseguró que el realizar este intercambio de petróleo por alimentos en un país que está afrontado una severa crisis, es viable. Pero para eso el régimen de Maduro y la oposición tienen que llegar a acuerdos, pues la diatriba de ambos está afectando a todos los venezolanos.

Recordó que el oficialismo adjudica la situación venezolana al bloqueo de las sanciones cuando la economía viene en caída desde el año 2013. Además, mencionó que en 1998 la producción petrolera era de 3.329.000 de barriles y en la actualidad se producen 734.000 barriles al día.

Desde el año 1998 hasta junio de 2019, la caída de la producción de los barriles diarios es de 2.595.000 barriles diarios. No es solo producto de las sanciones financieras, sino la falta de inversión en Pdvsa y de mantenimiento de los pozos. Aunado a ello, las sanciones petroleras han afectado al flujo de caja de Venezuela, concluyó Casique.