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La decisión del gobierno de Venezuela de cerrar la frontera se convirtió en una oportunidad para el empresariado cucuteño, que no solo sobrevivió a las dificultades, sino que está reinventando su economía. Reportaje.

Antes del cierre, venderle a Venezuela desde Cúcuta era incluso más fácil que venderle al resto de Colombia. Hasta hace unos 30 o 40 años nadie hablaba de pasos fronterizos y transitar de un lado a otro era como cambiar de barrio.

La situación cambió con la llegada del chavismo al poder. El analista económico y experto en asuntos de frontera, Pedro Sayago Rojas, publicó hace poco un análisis en el que aterriza con cifras el impacto económico que tendrá la región entre los años 2017 a 2021, producto de las restricciones en el cruce fronterizo. Según el documento de Sayago, la región dejará de recibir ingresos por $6,1 billones en ese periodo, lo que representa un retroceso del PIB regional de 4,06.

¿Está condenada Cúcuta a depender de la salud económica de Venezuela? Parece que no. Lo primero que hay que decir es que un grupo de empresarios y un sector del comercio de la capital nortesantandereana se han beneficiado directamente por la ola de venezolanos que cada día pasan la frontera en busca de alimentos y bienes de primera necesidad. Lo otro es que, con la restricción impuesta por el presidente Nicolás Maduro en los pasos fronterizos, están prosperando nuevos negocios que nunca o casi nunca se veían en la ciudad, como las ventas de carros, el comercio legal de gasolina y la construcción, que está creciendo a muy buen ritmo. Otros industriales comenzaron a ver a Centroamérica como destino de sus productos, algo que no habría ocurrido con la Venezuela anterior al chavismo. En medio de esta situación está el drama de miles de venezolanos que llegan al país en busca de alimentos. Allí hay historias de todo tipo. Desde ayuda y solidaridad de colombianos con los hermanos de Venezuela, hasta señales preocupantes de xenofobia y explotación laboral.

En este punto de la historia es necesario precisar que la frontera con Venezuela no está cerrada, está restringida. Durante el día –de 8 a.m. a 5 p.m.– pasan miles y miles de venezolanos y colombianos por los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander. El primer sábado de marzo de 2017 la Dian reportó el tránsito de unas 60.000 personas, la mayoría venezolanos que venían a Cúcuta en busca de alimentos y productos básicos. De 8 p.m. a la medianoche se permite el paso de camiones y tractomulas, pero las condiciones de la actual tasa de cambio y falta de dólares en el vecino país minimiza el interés de los colombianos por exportar.

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Foto: Muy pocas casas de cambio están recibiendo bolívares, esta situación no solo pone contra las cuerdas a estos negocios, sino a los propios viajeros.

Según un reporte de la Aduana colombiana, en los primeros 70 días del año la balanza comercial fue deficitaria para Colombia. Se trata de algo inaudito, teniendo en cuenta la vocación exportadora de Colombia hacia ese país. En este periodo Venezuela exportó (a través de los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander) un total de US$6,8 millones, representados en desechos de plástico, coco, derivados del plástico y del petróleo y peróxido de hidrógeno, entre otros.

De Colombia a Venezuela pasaron mercancías por US$5,7 millones en bienes, como cuadernos, baldosas, resmas de papel, desperdicios de tabaco, cajas de seguridad, entre otros bienes. Aquí aparece otro dato interesante. Si la Aduana contabilizara las miles de toneladas de arroz, papel higiénico, azúcar, harina para arepas y otros productos de primera necesidad que miles de personas pasan a diario en maletas viajeras por esos dos puentes, la balanza sería otra. Eso sin contar el enorme y clandestino flujo de bienes y personas que persiste por cientos de trochas y caminos en los más de 350 kilómetros de frontera por esta zona.

“Estamos viendo un fenómeno nuevo, que es el paso ilegal de vehículos nuevos de alta gama desde Venezuela. Lo de trochas es solo un término, algunos de estos pasos son verdaderas autopistas por donde intentan pasar de todo”, afirma la directora de Aduanas de la Dian de Cúcuta, María Eugenia Restrepo. También está registrado el caso de un vehículo Renault Logan, modelo 2014, que logró pasar y que fue vendido en Cúcuta por solo $2 millones.

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Foto: Carlos E. Luna, presidente de la CCC y María E. Restrepo, directora de Aduanas de Cúcuta

Ni hablar del tráfico de carne. Una libra de este producto cuesta en Venezuela unos $800 y se vende en Cúcuta en $6.000 u $8.000. “Primero movían el ganado vivo de lado a lado, cuando hicimos los controles fuertes empezaron a sacrificar los animales a pocos metros de la frontera para pasarla en maletas con condiciones muy malas de salubridad. Hacemos controles pero es difícil cubrir toda la frontera”, explica la funcionaria.

Dinero recorrió a pie el puente Simón Bolívar y quedó en evidencia de todo: hay gente comprando el cabello de las mujeres venezolanas que buscan más pesos en efectivo para comprar en Colombia. También se ven personas del vecino país vendiendo o haciendo trueque con los tendidos de cama, joyas y otros enseres. El efectivo en bolívares empieza a escasear y el venezolano en problemas recurre a cualquier bien material para conseguir alimentos de primera necesidad.

Lo peor ya pasó

Pero, pese a todo esto, Cúcuta no está postrada ni se ha rendido. Hay oportunidades en las crisis.

“Lo peor ya pasó. Podríamos quedarnos hablando del impacto económico negativo derivado de esta crisis, pero es necesario hablar hoy de las oportunidades que se están creando. Por ejemplo, nos estamos acostumbrando a consumir nuestros propios productos, lo que ha reactivado la actividad para supermercados, droguerías, estaciones de servicio, calzado y confecciones.

La exención del IVA para la compra de 5 tipos de productos ha generado que en promedio los centros comerciales hayan aumentado sus ventas en 32%. Esto a su vez lo corrobora la llegada de dos nuevos centros comerciales a la ciudad (Tennis Park y Jardín Plaza), que demuestran que grandes inversionistas y marcas internacionales están interesados en llegar a la ciudad”, dijo Carlos Eduardo Luna, presidente de la Cámara de Comercio de Cúcuta (CCC).

Según la CCC, el cierre fronterizo también permitió diversificar los países a donde van las exportaciones de Cúcuta y la región. Venezuela, que era normalmente el principal destino, pasó al cuarto lugar, con 9% del total; mientras que Turquía, un destino nuevo, se posicionó en el primer lugar, seguido por Guadalupe y Gabón. Eso se debe básicamente a las exportaciones de carbón, uno de cuyos principales operadores en la región es de origen turco.

Otro dato interesante sale de la encuesta realizada por Fenalco Cúcuta en octubre de 2016, en donde se observa que 44% de las empresas de comercio se han visto beneficiadas por el inicio del ingreso peatonal de venezolanos (después de la apertura de frontera), de los cuales el 56,3% asegura que sus ventas han aumentado. Así mismo, de este grupo de empresarios 73,1% menciona que el ingreso de venezolanos ha contribuido a que sus ventas aumenten entre 10% y 20%.

[Vía: Revista Dinero]