Todo indica que el tipo de cambio oficial a 6,30 bolívares por dólar tiene los días contados. Las reservas internacionales, es decir, el tanque de divisas para pagar importaciones registra una severa reducción y no hay suficientes billetes verdes para satisfacer la demanda de dólares.

En 2013 las reservas registraron una caída de 28% y al cierre del 8 de enero de este año las divisas en efectivo para cubrir importaciones no superan los dos mil millones de dólares, una cantidad que no permite satisfacer las necesidades de las empresas.

El resultado es reducción de inventarios, escasez y empresas que no tienen como cancelar sus deudas con los proveedores en el extranjero.

Además, el Gobierno tiene un gigantesco desequilibrio en sus cuentas, alrededor de 15% del PIB, y necesita obtener más bolívares por cada dólar para aumentar el ingreso.

Tras devaluar en febrero el gabinete económico, liderado por Nelson Merentes y Jorge Giordani, no hizo nada para controlar la inflación, por lo tanto, la moneda venezolana es quizás la más sobrevaluada del planeta.

La combinación de un tipo de cambio estático en Cadivi con una inflación que supera por mucho a la de Estados Unidos y el resto de América Latina, crea la sobrevaluación de la moneda, un desequilibrio donde los productos importados son más baratos que los elaborados en el país y por tanto las compras en el exterior se disparan.

Con el tiempo el desequilibrio se torna insostenible, la alta demanda de divisas es imposible de satisfacer, las empresas disminuyen la producción ante la competencia de las importaciones baratas y el Gobierno no tiene más alternativa que devaluar la moneda.

De acuerdo con firmas especializadas el tipo de cambio de equilibrio, es decir, donde la moneda dejaría de estar sobrevaluada se ubicará al cierre del año en 14 bolívares por dólar, gracias a la elevada inflación de este año.

El Gobierno optará por una devaluación intermedia y muy posiblemente solo devalúe hasta 10 u 11 bolívares por dólar, con lo que la medida sería incompleta, aunque puede argumentarse la necesidad de ajustar gradualmente.

Pero el tema de fondo es que en el gabinete económico no hay discusión seria sobre el tema de la inflación y no está planteado suspender la impresión de bolívares en el Banco Central para cubrir gasto público, reconocer el fracaso de los controles de precios y acabar con las trabas a la producción.

Todo indica que el gobierno de Nicolás Maduro anunciará otra devaluación inútil a finales de año o principios de 2014, porque al no hacer nada para desacelerar la inflación al poco tiempo será necesario otro ajuste que seguirá empobreciendo a los venezolanos.

VÍCTOR SALMERÓN |  EL UNIVERSAL