Una lluvia de gases, chorros de agua y perdigones de goma cubrieron varias ciudades donde la oposición protestaba contra la propuesta del chavismo de reformar la Constitución. Cinco claves para entender por qué el proyecto está lleno de sombras.
Nicolás Maduro es la gran víctima del chavismo y el victimario de Venezuela, obligado a sostener una boliburocracia nepotista, no tiene el carisma de su padre político ni es un caudillo electoral; es pésimo administrador (por eso el país pasa por la peor crisis de su historia) y carece de influencia para controlar las diferentes corrientes del chavismo.
Sin embargo, no es el tonto que algunos creen. Con la convocatoria a una asamblea nacional constituyente, Maduro se asegura varias cosas: gana tiempo, anula a la oposición, consolida los consejos comunales, radicaliza el socialismo y no va a las urnas, el gran temor del chavismo, que hoy no cuenta con el apoyo del que siempre gozó Hugo Chávez.
Estas son las razones que dos expertos venezolanos ven detrás de la propuesta de Maduro, quien, con una diligencia inédita en su Gobierno, acudió al Consejo Nacional Electoral (CNE) para activar el proceso.
“En las próximas semanas, tendremos elecciones. ¿Querían elecciones?, ¿querían votar? Vamos a votar. ¿Querían diálogo?, tomen Constituyente”, afirmó Maduro. Sus palabras despiertan más y más dudas sobre sus intenciones. ¿Por qué este órgano ni él mostraron el mismo afán para el revocatorio? Otra más: ¿por qué no realizaron las elecciones regionales el año pasado?
Dos expertos, Luis Vicente León (presidente de Datanálisis y uno de los analistas más serios de Venezuela) y el periodista Vladimir Villegas (exchavista y hoy independiente) explican las razones de Maduro y el chavismo para la convocatoria.
1. Ganar tiempo
Ante la presión internacional por las marchas, que comenzaron el 1° de abril, Maduro decidió activar un mecanismo que le da aire y que pretende desgastar las protestas en la calle. “Pero esta jugada le puede salir mal al chavismo. Esto lo que puede hacer es unir más a la oposición”, explica León. Por ahora, todo queda en manos de las instituciones como el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia, los dos a favor del chavismo. El tiempo ahora está en sus manos.
2. Evitar las elecciones
Dice Villegas que “para ganar más tiempo, desde 2015, cuando el oficialismo probó el polvo de la derrota con las elecciones parlamentarias, el Gobierno ha jugado a evitar cualquier posibilidad de ir a elecciones”. El chavismo no lo supera, como lo demostró Maduro al decir: “Con la Constituyente, el chavismo tendrá la oportunidad de sacarse el clavo del 2015”. “Ese es el problema de fondo; la Constituyente es una especie de oxígeno para dispersar a los opositores. La Asamblea es plenipotenciaria y puede obviar las elecciones regionales, incluso puede cambiar las características de las gobernaciones. Incluso puede inhabilitar a un dirigente de la oposición”, agrega Villegas. León, por su parte, explica: “La propuesta de Maduro es quedarse en el poder siendo minoría”.
3. Consolidar el chavismo
En la activación de la Asamblea ante el CNE, Maduro dijo que, con la modificación de la Constitución, se establecerá “el nuevo sistema económico de Venezuela potenciado, diversificado mixto, pospetrolero porque hay que constitucionalizar los programas sociales llamados misiones para que nadie se las quite al pueblo”. Cuando Chávez murió, en 2013, el proyecto empezó a hacer agua. Aunque no sólo por culpa de la incapacidad de Maduro para suplir las necesidades básicas de los venezolanos, sino también por años de decisiones mal tomadas. Con la Constituyente, el oficialismo puede hacer las reformas que a Chávez el pueblo le frenó (2007), primera derrota electoral del chavismo en nueve años. El 51 % de los venezolanos le dijo no a una reforma de 69 artículos de la Constitución que le daban un poder ilimitado”.
4. Un estado comunal
Hugo Chávez siempre habló del poder popular, algo que él concibió como un “estado comunal”. Por eso Maduro dijo que la Constituyente se haría con 500 asambleístas, más de la mitad miembros elegidos por “voto del pueblo directo y secreto” de las asambleas comunales.
“Una nueva carta magna que sustituya la de 1999, que, aunque hecha y promovida por Chávez, es una constitución democrática y liberal, y busca acabar con algo que se ha convertido en un dolor de cabeza para que la revolución permanezca en el poder(…). Esa nueva constitución buscará, sin lugar a dudas, acomodarse a procesos sesgados de selección y elección que fulmine definitivamente la democracia electoral en Venezuela y le permita a la revolución permanecer en el poder, aunque la mayoría del pueblo la rechace y desee cambiarla”, escribió León en Prodavinci.
5. Anular a la oposición
Su principal intención: acabar con una oposición que intentó ahogar desde 2015 mediante polémicos fallos del Tribunal Supremo de Justicia. El último, jugada que le salió muy mal, el de asumir las funciones del Parlamento. Entonces revivió a una oposición dividida. Esta vez puede pasar lo mismo: “Lejos de rescatar equilibrios, la decisión constituyente acelera la crisis. Impide cualquier acuerdo o diálogo entre gobierno y oposición y obliga a los opositores a activar su lucha de calle con más fuerza. Pese a sus múltiples divisiones, el gobierno logra con esto unificarla en criterios, reactivar y oxigenar su lucha por el rescate de la democracia, mientras consolida también el rechazo internacional”
[Vía: El Espectador]
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