Venezuela se encuentra en la lista de países más corruptos de América Latina según el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, debido a que se caracteriza por la impunidad, gobernabilidad deficiente y fragilidad de sus instituciones. Esto se refleja en la fuerte crisis económica y social por la que atraviesa en este 2018.
Dada esta crisis se han desplegados diferentes operaciones como “Manos de papel” dada la corrupción por parte de funcionarios del estado, donde se benefician del cambio de la moneda extrajera para “inyectar” bolívares por medio de transferencias electrónicas, dando paso a la comercialización del bolívar en las casas de cambio para lograr la adquisición de dólares en sus cuentas en el extranjero, logrando así desestabilizar el sistema económico y financiero del país.
Néstor Reverol, ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz declaró que estas organizaciones operaban desde Colombia, Panamá y otros países al contrabando y extracción del cono monetario, además de la imposición “de tasas criminales del dólar especulativo”.
Pero también tenemos que poner las cosas en perspectiva, y no dejar que el actual presidente Maduro –que no permite fiscales independientes ni una prensa libre– siga creyendo que acusando a otros presidentes de ser corruptos y de sabotajes, siga llevando el país a escasear los alimentos en totalidad, a tener la tasa de inflación más alta del mundo, una creciente pobreza y emigración masiva, gran parte de ello se debe a la corrupción por parte del Estado liderado por Nicolás Maduro.
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