Caracas vive jornadas de casi 16 horas sin energía eléctrica bajo los 40 °C de presión térmica en la capital.
La crisis energética es el pan de cada día de los venezolanos, quienes hacen malabares para conseguir alimentos y que estos no se pudran durante los apagones, “En este sector, afortunadamente tenemos agua cada cinco días, somos afortunados (…) Otros sectores tienen un mes (sin agua)”, dijo la mujer que en marzo sumó más de 300 horas sin luz y ha tirado a la basura varios alimentos que se descompusieron mientras su casa estaba a oscuras.
En medio de la penumbra la situación es alarmante, “Tengo más de 24 horas sin luz. Nos llega a veces; no es que se nos va (la electricidad), llega a veces, llega dos horas, tres horas y se vuelve a ir”, dice la mujer que asegura no recibir agua en su residencia desde diciembre pasado.
La educación también se ha visto afectada pues los estudiantes asisten solo a 2 horas de clase diarias pese al sofocante calor de la zona, cientos de miles de aires acondicionados se encuentran en reposo, centenares de personas han decido abandonar sus hogares, mientras otras esperan que los provean de algo para asearse o cocinar.
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