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Un Venezolano para poder comprar cualquier cosa en su país debe cargar con una bolsa de billetes por la altísima inflación que se vive en su país, los bancos ya no pueden hacer más billetes en circulación. 

Los billetes circulantes no alcanzan para atender la demanda de los venezolanos, y analistas y diputados de oposición consideran urgente la emisión de nuevas denominaciones de hasta 10.000 bolívares para facilitar la compra de bienes básicos que duplican su precio en semanas.

Hace casi un año que el Banco Central (BCV) no difunde sus cifras de inflación, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que cerrará el 2016 en 500 por ciento y se desbocará el próximo año, en medio de una crisis económica sin precedentes.

El actual conjunto de monedas y billetes circulantes fue introducido en el 2008 por el fallecido presidente Hugo Chávez, como parte de una reconversión que borró, de un plumazo, tres ceros al bolívar.

A pesar de que la medida se anunció como un punto de partida para reducir la inflación a un dígito, hoy, para que un billete de 100 bolívares (el de mayor denominación) tenga el mismo poder de compra que cuando entró en circulación, se necesitan 11.000 bolívares, según un cálculo de la consultora local ODH.

Los billetes representan 8 por ciento de los bolívares que circulan en la economía venezolana, cuya masa monetaria creció un 105 por ciento en lo que va de año, según datos del BCV. El volumen del papel moneda aumentó 53 por ciento en ese lapso.

Los banqueros piden desde hace más de un año al ente emisor que imprima billetes de mayor denominación, en una nación que requiere al menos 271 billetes para el pago del sueldo mínimo, cuando en Perú y Colombia se necesitan entre cinco y siete.

Las autoridades financieras le informaron a la banca que trabajan en «ampliar» la familia de billetes, según fuentes del sector financiero. Y un diputado oficialista dijo el martes que el BCV introducirá una nueva nota de 500 bolívares durante el último mes del año. Pero el Banco no respondió a una solicitud de información.

Mientras eso llega, los bancos han empezado a imponer límites a las entregas de efectivo, según comprobó Reuters en recorridos por varias ciudades de la nación petrolera.

«El cajero me ha dicho que están entregando sólo 10.000 bolívares por la taquilla. Pero eso no me alcanza ni para comprar dos bolsas de jabón en polvo», se quejó Luis Cote, un maestro de 38 años, que salía del estatal banco Bicentenario en la ciudad de San Cristóbal, cerca a la frontera con Colombia.

A las largas filas frente a supermercados y panaderías, se suman ahora las que crecen alrededor de los cajeros automáticos, donde los venezolanos pueden llegar a pasar hasta dos horas para obtener fajos de billetes que se evaporan en pocos días. Ante esa falla en la distribución de efectivo, algunos han encontrado una oportunidad de negocio.
[Vía: CaracolRadio]