Desde que Juan Guaidó se autoproclamó en enero como «presidente interino» de Venezuela, la retórica que emana de Washington se ha vuelto cada vez más familiar. De acuerdo con Eva Bartlett, periodista independiente y activista de derechos humanos canadiense, esta se hace eco del tipo de propaganda de guerra que ha utilizado repetidamente en naciones ricas en recursos, desde Irak hasta Libia y Siria.

Según escribe Bartlett en un artículo de opinión para RT, «la receta para el cambio de régimen es sencilla»: demonizar a los que defienden el país; apoyar a una oposición violenta y blanquear sus crímenes; imponer sanciones y atacar las infraestructuras nacionales para crear condiciones insoportables; crear noticias falsas sobre asuntos humanitarios; e insistir en que la intervención es necesaria.

Asimismo, la activista muestra su sorpresa porque, a pesar de los múltiples intentos de Washington en el pasado por cambiar el régimen en diferentes países de América Latina, todavía hay quienes insisten en que esta vez las tácticas e intenciones de EE.UU. son diferentes.

«Venezuela no es Siria, dicen. Esta vez, argumentan, se trata realmente de un ‘régimen corrupto’ y de ‘derechos humanos’ o, en el caso de Venezuela, de una ‘crisis humanitaria’… como si EE.UU. alguna vez se hubiera preocupado por los intereses de algún pueblo», critica Bartlett.

«Ignoran las sanciones asesinas de Occidente contra Venezuela y el apoyo a la ‘oposición’ violenta… que ha quemado a civiles vivos».

Tanto en Venezuela como en Siria, los presidentes Maduro y Assad fueron elegidos legítimamente y mantienen un amplio apoyo entre la población. Sin embargo, los medios y los occidentales consideran a ambos países como «dictaduras» y a sus mandatarios electos como ilegítimos, al mismo tiempo que «respaldan a títeres impopulares».

«Pero demonizar al Gobierno no es suficiente. Los partidarios del Gobierno también son convertidos en objetivos, o simplemente les hacen desaparecer», asegura Bartlett, que también es autora de un blog titulado ‘In Gaza’. Asimismo, la periodista recuerda que en Siria los llamados ‘shabiha’ (milicianos progubernamentales) fueron a menudo representados por los medios occidentales como matones a sueldo de Assad.

Washington ha amenazado a los aliados de Venezuela, entre ellos Cuba y Rusia, alegando sorprendentemente que Moscú estaba interviniendo en los asuntos del país bolivariano sin el consentimiento del Gobierno de Caracas, una afirmación que resulta desmentida por el acuerdo bilateral vigente entre Rusia y Venezuela.

Sin embargo, la hipócrita postura de EE.UU. no ha afectado la alianza entre estas dos naciones, según Bartlett, y Moscú ya ha anunciado su intención de crear una coalición de países en la ONU para contrarrestar una eventual invasión de Venezuela por parte de Washington.