Tras los fuertes apagones en gran parte del territorio venezolano, la venta de plantas de energía eléctricas se ha vuelto el negocio más lucrativo en medio de la crisis.
“Nunca había vendido tantas plantas eléctricas como ahora, ni siquiera en los primeros años de la crisis eléctrica” asegurá Freddy Pérez vendedor de harina de maíz, galletas, jabones, cremas dentales, latas de atún, protectores de voltaje e insumos de herrerías para sobrevivir en medio del régimen venezolano.
La venta de equipos generadores de electricidad se encuentra en su mejor momento mientras el servicio eléctrico nacional atraviesa sus peores horas, Nicolás Maduro ha calificado los eventos como un “ataque terrorista” cometido por Estados Unidos mediante arremetidas cibernéticas, electromagnéticas e incluso por obra de supuestos francotiradores, mientras que Juan Guaidó asegurá el colapso eléctrico a la corrupción e ineficiencia del chavismo.
“Todos los clientes dicen que no aguantan, que viven una calamidad. Se sienten que los están ahorcando” asegura Fredy, sus compradores son tanto de clases pudientes como de medianos y bajos ingresos.
Los precios de las plantas enérgicas varian según su voltaje y marca, en ciudades como Maracaibo y Caracas ofrecen por entre 700 y 1.100 dólares equipos de 2.500 vatios, capaces de mantener encendidos una nevera, equipos de computación y telefonía, múltiples bombillos y un televisor.
Sin embargo otros prefieren ahorrar dinero y comprar los aparatos ellos mismos en tiendas físicas o virtuales de Estados Unidos y transportarlas hasta Venezuela con empresas de carga, el ahorro es de hasta un 50% frente a los precios de los negocios locales.
La compra de plantas energéticas ha significado también una moda para el sector empresarial, Es una moda lamentable y necesaria en Venezuela para cubrir las necesidades básicas y, ¿por qué no?, también para tener un poco de confort” aseguró el Omar Prieto, gobernador de Zulia y aliado de Maduro, quien anunció la entrega de 4.000 plantas eléctricas a consejos comunales de la región para que administrasen en sus vecindades la carga de baterías de teléfonos celulares y el funcionamiento de equipos de refrigeración.
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