La entrada en vigor de las sanciones impuestas por la administración estadounidense contra la compra y comercialización del crudo venezolano.
vislumbra un oscuro escenario para el suministro de combustible y electricidad en el país suramericano, que ya se ve duramente afectado por las fallas internas en estos sectores.
Vencidos los 90 días de plazo otorgados por Estados Unidos, Venezuela ya no podrá colocar los 435.000 barriles diario en el mercado estadounidense como solía hacer. Por tanto, ha iniciado la búsqueda de otros posibles compradores, aunque sin mucho éxito.
Así se pudo evidenciar luego del acuerdo con la compañía india, Reliance, que había aceptado negociar la compra de crudo al Gobierno de Nicolás Maduro, pero posteriormente declinó por las amenazas desde Estados Unidos.
La presión ejercida por Trump cerca cada vez más a la nación caribeña, que de momento cuenta con sus grandes aliados China y Rusia, países que en teoría suplirían la demanda.
Sin embargo, la otrora poderosa estatal petrolera de Venezuela, Pdvsa, sufre otros tipos de afecciones, como el descenso en la producción de petróleo.
Según datos actualizados de la OPEP, Pdvsa pasó de ser un productor de más de 3 millones de barriles diarios a apenas 800 mil en promedio en la actualidad.
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