En medio del reguero de muertos causado por las fuerzas de seguridad venezolanas entre los participantes en la protestas callejeras, el presidente ruso, Vladímir Putin, le dijo ayer por teléfono a su homólogo Nicolás Maduro que es «admirable» el «coraje» con el que está gobernando el país con el objetivo de preservar «la estabilidad y la paz».

Así se asegura en un comunicado del Ministerio de Exteriores de Venezuela, en cuyo texto se hace referencia al «rechazo» de Putin a «los esfuerzos políticos, internos y externos, que desconocen el orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela». Según la nota diplomática, el máximo dirigente ruso afirmó que «sólo el pueblo venezolano puede determinar su destino». La conversación telefónica tuvo lugar a iniciativa de Caracas.

Sin embargo, el comunicado difundido por el Kremlin es mucho más escueto, señalando que la llamada se produjo porque Maduro quería informar a Putin de las medidas que está aplicando para «normalizar la situación» en Venezuela. Durante la entrevista, afirma el servicio de prensa de la Presidencia rusa, ambos dirigentes «intercambiaron puntos de vista sobre la cooperación» entre los dos países y más concretamente sobre «la puesta en funcionamiento de proyectos conjuntos en el sector de la energía».

Durante la actual crisis que vive Venezuela, Putin y Maduro han hablado ya varias veces por teléfono. La última vez que se reunieron fue en Estambul durante el Congreso Mundial de Energía, en octubre de 2016. Ya desde la época de Hugo Chávez, Moscú y Caracas mantienen una estrecha relación política y económica.

Según palabras de Putin, Venezuela es el segundo socio comercial de Rusia en Iberoamérica, país con el que impulsa proyectos en el sector de los hidrocarburos, al que concede créditos y vende armas. El ministro venezolano de Economía y Finanzas, Ramón Lobo, ha estado en Moscú preparando la reunión que la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel Rusia-Venezuela ha convocado en Moscú para el próximo mes de octubre.

Rusia ha denunciado repetidamente la «injerencia» desde el exterior en los asuntos internos de Venezuela, sin mencionar países concretos. Las autoridades rusas han advertido de las consecuencias de alentar un «golpe de Estado» que derribe al «poder legítimo» de Maduro. De la misma forma, Moscú criticó a quienes propiciaron la caída de dictadores como Saddam Hussein o Muammar Gaddafi y ahora pretenden hacer lo mismo con Bashar al Assad o Kim Jong-un.

[Vía: ABC]