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Las personas que viven en zonas rurales se verán afectadas la jornada de hoy dónde miles de Venezolanos esperan en largas filas para que los bancos les cambien sus billetes de 100Bs retirado de circulación por el gobierno.
Reportaje The Wall Street Journal
CARACAS, Venezuela—Sacudida por la hiperinflación, Venezuela sacará de circulación casi la mitad de los billetes del país a partir del miércoles, amenazando con convertir a la temporada navideña en una pesadilla para los venezolanos que ya sufren de escasez de efectivo y un colapso económico.
El billete de mayor denominación del país, el de 100 bolívares, el cual tiene un valor de apenas US$0,3 en el mercado negro, se volverá ilegal, en un intento por combatir el contrabando a lo largo de las fronteras, dijo el gobierno.
El presidente Nicolás Maduro dijo que la prohibición de los billetes destruiría lo que afirma son mafias colombianas de contrabando que acaparan bolívares para comprar alimentos y gasolina con precios controlados en Venezuela, los cuales luego revenden con un margen de ganancia. El mandatario ordenó el cierre de la frontera con Colombia desde el lunes por la noche hasta el jueves en la noche para evitar que pilas de bolívares regresen al país.
Los venezolanos tendrán apenas el martes y el miércoles para depositar en los bancos más de 6.000 millones de los billetes de 100 bolívares que actualmente se en circulación. Cualquiera que desee intercambiar los billetes después de ese plazo tendrán 10 días para enviarlos al banco central, después de ser interrogado por la policía secreta, dijo el presidente Nicolás Maduro en un inesperado anuncio el domingo.
Para las personas en áreas rurales, como Macuro, una aldea de pescadores en el oriente del país, el retiro de la forma más básica de pago representa un desastre justo antes de la navidad.
“No tengo idea de cómo compraré regalos”, dijo José Kelly, un pescador que señala que está a tres horas de viaje por bote del banco o terminal de débito más cercana. “Aquí sólo se usa efectivo, todo en billetes de 100 bolívares”.
El presidente dijo que la medida destruirá lo que él asegura son mafias de contrabandistas colombianos que acaparan bolívares para luego comprar comida a y gasolina a precios controlados en Venezuela que luego es revendida a precios más altos.
“Estafadores y mafiosos, el fruto de su estafa se mantendrá sin valor en el exterior”, dijo Maduro a partidarios que ondeaban banderas cubanas y venezolanas.
No obstante, incluso en Caracas, la nueva medida golpeará duramente a los ciudadanos, particularmente a los residentes más pobres, en cuyo nombre el Partido Socialista Unido asegura gobernar.
“La vida ha sido muy dura y ahora se podrá más dura aún”, dijo Junior Rodriguez, quien vende tequeños, tradicionales palos de queso, en las calles del barrio marginal de Caricuao, en el extremo occidental de la capital. Rodriguez, padre de tres hijos, dice que ahora probablemente tendrá que dejar su puesto, ya que muchos de sus clientes ya pasaban apuros para encontrar los siete billetes de 100 bolívares necesarios para pagar por sus tequeños.
El colapso de la economía venezolana ha dejado al gobierno en apuros incluso para imprimir sus propios billetes, hacienda que el de 100 bolívares sea escaso y forzando a los bancos a limitar el efectivo diario que puede retirarse al equivalente de US$2,5. La frenética impresión de billetes de Venezuela, la cual se hace en su mayoría en el extranjero debido a la escasez local de tinta y papel, está alimentando una inflación de 470% este año y que alcanzará 1.600% el próximo año según el Fondo Monetario Internacional.
El presidente del banco central dijo la semana pasada que los nuevos billetes de alta denominación, de hasta 20.000 bolívares, comenzarán a circular el jueves. Pero incluso en las proyecciones más optimistas, los economistas dicen que tomará meses el imprimir nuevos billetes y dispersarlos por la economía.
“Esto nos va a generar caos a partir de mañana si el gobierno no es capaz de introducir los nuevos billetes”, dijo José Guerra, un legislador de la oposición y ex director de estudios económicos del banco central.
[Vía: The Wall Street Journal ]
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