El gobierno anunció la unificación cambiaria el 17 de agosto y al mismo tiempo comenzó aplicar lo que ellos llaman subastas para asignar divisas. Lo cierto es que el control de cambio sigue en pie y que las fulanas subastas no entregan dólares a un precio competitivo con lo cual el mercado paralelo del dólar lejos de haber desaparecido sigue más activo que nunca. De hecho, se transan más dólares en el mercado paralelo que los que se distribuyen en la subasta Dicom, que de subasta solamente tiene el nombre. Como consecuencia de una demanda de dólares no satisfecha en el mercado formal, el precio del dólar paralelo, informal o negro, ha venido escalando pronunciadamente durante las últimas dos semanas hasta sobrepasar los BsS 200, desde un nivel cercano a los BsS 120. Entre tanto, la cotización del dólar oficial sigue su aumento gradual hasta ubicarse en BsS 68. En otras palabras, el precio del dólar paralelo es tres veces mayor que el oficial y de esta manera se amplía la brecha entre las tasas de cambio.
Para que una moneda se deprecie con la intensidad que lo ha hecho el bolívar ha tenido que haber ocurrido dos cosas. En primer lugar, que haya bolívares abundantes para comprar los dólares a ese precio y, en segundo lugar, que la gente no quiera los bolívares y prefiera otra moneda, en este caso el dólar. Es decir, que haya caído la demanda por bolívares y aumentado la preferencia por la moneda extranjera.
El principal agente que conspira contra la estabilidad de la moneda es el BCV al crear masivamente dinero que nadie quiere salvo para salir apresuradamente a adquirir los bienes escasos que consiga incluyendo al dólar. Efectivamente, el ritmo de expansión monetaria que sigue el BCV para financiar al gobierno es el principal causante de la agresiva alza del precio del dólar. Pero a su vez, como la inflación sigue a paso acelerado, los agentes económicos perciben que tener bolívares significa perder sus ahorros y al recibir esa moneda tratan de desprenderse de ella rápidamente, lo cual acelera el aumento de los precios. Esta dinámica es la que explica la vorágine inflacionaria que sigue arruinando a los ya arruinados venezolanos.
En medio de este desmadre, el BCV, quien generó la hiperinflación, decidió aumentar el encaje para tratar de sacar del mercado la liquidez excesiva que él mismo creó. Obviamente, esa medida no va tener efectos positivos, sino que contrariamente va a exponenciar las distorsiones de la economía. Hace tiempo que el encaje dejó de emplearse por parte de los bancos centrales justamente por los problemas que propicia su aplicación. De esta manera, hay una conspiración contra el bolívar soberano con su localización en el Directorio del BCV, quien acordó privilegiar regalarle dinero al gobierno y exacerbar la hiperinflación en lugar de cumplir su mandato constitucional de preservar la estabilidad monetaria y garantizar el poder de compra del bolívar.
José Guerra, economista.
Comentarios más recientes