Las largas colas en las estaciones de servicio hacen recordar escenas del paro petrolero de 2002. En aquel entonces, el gobierno criticaba las largas esperas generadas por la escasez de combustible, sin embargo en 2019, el régimen solo se limita a decir que las colas son un «fake news».

Pero en los cuarteles saben que la situación no es una simple «campaña mediática», pues allí se ha dado la orden para que los efectivos custodien las bombas de gasolina a fin de garantizar el orden y la paz.

En San Cristóbal, guardias nacionales con equipos antimotines vigilan el expendio, pero en ciudades más grandes los oficiales recorren en moto las estaciones, despachando órdenes a los encargados del suministro.

El régimen se está esforzando por mantener el control hasta el último momento. Prueba de ello es que en Maracaibo, todas las estaciones están siendo monitoreadas por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).

«Cada cinco horas llegan comisiones de la Dgcim a medir cuánto queda de gasolina», dijo Rocío Huerta, una gerente de una estación de servicio en Maracaibo, que confirmó la orden de limitar la venta.