Venezuela y Argentina los más devaluados de la región

La devaluación acelerada del peso y la inflación cercana a 30% anual han convertido a la moneda argentina en la más débil de la región, si se toma como referencia la cantidad de dólares que se pueden adquirir con los billetes de mayor denominación de América Latina.

Con un dólar libre que cerró a $11,55 el 16 de enero, quien vaya a comprar la divisa norteamericana con un billete de $100, el de mayor denominación disponible, sólo podrá adquirir u$s8,65. Si un ciudadano uruguayo se acerca a cualquier banco a comprar dólares con un billete de 2.000 pesos uruguayos, se llevará u$s93,89.

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El país que deja a la Argentina en el penúltimo lugar de la lista es Venezuela. Allí, el billete de 100 bolívares es el de mayor denominación, con él, los venezolanos sólo podrán comprar u$s1,33. En ambos países se produce un fenómeno interesante para aquellos que tomen en cuenta el precio oficial del dólar (de $6,78 en Argentina y de Bs6,30 en Venezuela). Aun así, ambas monedas son las que menos dólares permiten adquirir.

Con el dólar de $6,78, en Buenos Aires se podrían comprar 14,74 de la moneda de EEUU, en tanto que con 100 bolívares se podrían adquirir u$s15,87, pero cualquier ciudadano de estos países sabe que esos precios son de fantasía. Es más, si un argentino consigue autorización de la AFIP para comprar divisas, pagará $6,78 + 35%, es decir, $9,15 por dólar.

A la hora de presentar la moneda que más dólares permite adquirir con un solo billete, el euro está en el primer lugar, ya que su denominación de 500 permite comprar u$s680,73. El ya mencionado Uruguay es el segundo (u$s93,89) y elpeso mexicano el tercero, ya que con 1.000 se adquieren u$s75,35.

Es interesante destacar que hoy, en Argentina, más del 90% de los billetes en circulación ya corresponden al de $100, que se reconoce en dos versiones: el que tiene la imagen de Julio Roca, y una serie conmemorativa sobre Eva Duarte de Perón.

En los países de América Latina, los billetes de mayor denominación tienen una participación mucho más baja en las carteras, billeteras y bolsillos de sus ciudadanos. En México, menos del 3% de los billetes en circulación son los de $1.000 mexicanos; en Colombia, el billete de $50.000 ronda el 35% de la circulación; en Chile, sólo 12% de la masa de billetes corresponden a los de $20.000 pesos chilenos.

Que en la Argentina más del 97% (billetes de $100 y $50) del dinero circulante sea de los de mayor denominación es consecuencia directa de la tasa de inflación. Mientras que en Chile, México o Colombia la tasa de inflación está entre 2% y 4% anual, Argentina alcanzó el 28% durante 2013 (aunque el INDEC ha publicado un 10,9%).

La devaluación hunde el salario mínimo

Argentina fue siempre el país con el salario mínimo más alto de la región medido en dólares; de hecho, si se mide en dólares oficiales, un argentino que perciba los $3.600 determinados por ley cobra u$s530,97. Algo parecido ocurre conVenezuela, donde, según el presidente Nicolás Maduro, un dólar cuesta Bs6,30, con lo que un venezolano que perciba los 3.670 bolívares del salario mínimo estaría ganando u$s582,54. En pocas palabras, Argentina y Venezuela tienen los mejores salarios mínimos en dólares de la región, según sus gobiernos.

La realidad muestra que en un ranking de salarios mínimos, Uruguay (u$s411), Chile (u$s397), Paraguay (u$s383) yEcuador (u$s340) están por delante de Argentina, puesto que a dólar libre el salario mínimo argentino es de u$s311.Venezuela es el país con el salario más bajo de América Latina, porque un venezolano que destine los 3.670 bolívares a comprar dólares en el mercado libre sólo podrá comprar u$s49,12 (en realidad, supera a Cuba, donde el salario es de u$s8).

La inflación es el impuesto más regresivo de la sociedad moderna; la lección fue aprendida de Alemania en la década del 20, por eso los Bancos Centrales del mundo se rigen por las denominadas “metas de inflación” (inflation targeting), de tal manera que los precios no se disparen. Argentina y Venezuela cambiaron esta política y se diferencian de los países vecinos de la región, que la mantienen con muy buenos resultados.

Aunque haya quienes se empeñen en justificar estos modelos económicos, la realidad de los ciudadanos de a pie es que el resultado de los ingresos por su trabajo, medido en monedas de valor, termina por debajo de los niveles mínimos del desarrollo esperables para estos países en el siglo XXI.

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/Infobae