La expresidenta de Chile llegó en calidad de Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos. Se reunió con el ministro de Defensa.

Varios cientos de personas se concentraron en distintos puntos de Caracas para advertir a Michelle Bachelet sobre el colapso del sistema de salud y la existencia de «presos políticos», entre múltiples denuncias.

«Espero muchísimo de la visita de ella, que ponga de sus buenos oficios (…) y nos ayude a las madres, esposas, hijos de los presos políticos», dijo a la AFP Betzayda Natera, madre de un militar detenido por una rebelión contra el presidente Nicolás Maduro en enero pasado.

A la fecha hay 687 detenidos por razones políticas, según la ONG Foro Penal, cuyo director, Alfredo Romero, será recibido por la Alta Comisionada junto con familiares de opositores presos y de fallecidos en protestas.

«¡Bachelet, escuche al pueblo, no se encierre con políticos que le van a decir que todo está bien!», gritaron manifestantes frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, donde estuvo la diplomática temprano este jueves.

Trabajadores de la salud y del sector educativo también salieron a las calles para denunciar la falta de medicamentos e insumos hospitalarios, y la precariedad de las escuelas.

«Los hospitales necesitan ayuda humanitaria, la situación es crítica», dijo a periodistas Silvia Bolívar, enfermera de la maternidad Concepción Palacios. «No tenemos ni siquiera elementos de limpieza», añadió.

Venezuela está sumida en la peor crisis económica de su historia reciente y en una lucha de poder entre Maduro y el opositor Juan Guaidó, reconocido como mandatario interino por medio centenar de países liderados por Estados Unidos. Bachelet se reunirá con ambos líderes, aunque no se dieron precisiones al respecto.
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Este jueves, la Alta Comisionada, quien hará una única declaración el viernes antes de partir de Caracas, se reunió con el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, jerarca clave en el apoyo de los militares a Maduro.

Además, se encontró con el fiscal general, Tarek William Saab, y tenía previsto entrevistarse con representantes de los demás poderes públicos que, salvo el Parlamento, están bajo control del oficialismo.

Escasez de todo tipo de bienes básicos y una hiperinflación que el FMI proyecta en 10.000.000% para 2019 caracterizan la debacle, de la cual la oposición culpa a Maduro, y éste, a su vez, a un «bloqueo financiero y comercial» de Washington.

Según la ONU, debido a eso un cuarto de la población -equivalente a siete millones de personas- requiere ayuda humanitaria urgente, mientras cuatro millones emigraron desde 2015.

Un informe del organismo estima además que 22% de los menores de cinco años sufre desnutrición, y que 300.000 enfermos están en riesgo por falta de medicamentos.

Bachelet ha dicho que la negativa del gobierno a reconocer el problema torna insuficiente la respuesta oficial, y ha referido denuncias de «asesinatos, detenciones arbitrarias y torturas» por parte de autoridades.

Acusado por sus adversarios de violaciones sistemáticas a los derechos humanos, Maduro advirtió el miércoles que espera que la visita de Bachelet «sea para bien», mostrándose abierto a escuchar «recomendaciones».

Su canciller, Jorge Arreaza, fue más lejos al afirmar, tras recibir a la funcionaria, que el gobierno está dispuesto a «corregir» lo que haga falta de la mano de la ONU.
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Bachelet es crítica de las sanciones de Donald Trump para asfixiar a Maduro y en apoyo a Guaidó. En particular, teme que la prohibición de transar crudo venezolano en el mercado estadounidense agrave las penurias.

La expresidenta chilena abordó esta cuestión el miércoles con Arreaza, quien asegura que el congelamiento de activos en Estados Unidos y Europa ha mermado el presupuesto para importar fármacos e insumos médicos.

Caracas cifra en 30.000 millones de dólares el daño a la economía por culpa de las sanciones, que Washington advierte con endurecer hasta que Maduro caiga.