Durante los últimos cuarenta días empresas emblemáticas como Polar, líneas aéreas, ensambladoras e importadores de equipos médicos no han recibido dólares y la posibilidad de que el Gobierno ordene un desembolso importante para disminuir el impacto en la economía luce lejana por el marcado descenso de las reservas internacionales.

Entre el 8 y el 10 de enero las reservas internacionales registran un declive de 961 millones de dólares para ubicarse en 20 mil 871 millones.

Hay un detalle clave. Para cubrir las importaciones y los pagos de deuda externa el Banco Central utiliza la porción de las reservas que está en efectivo (66% son barras de oro) y, tras la caída sufrida la semana pasada, este bolsillo cuenta con menos de 2 mil millones de dólares, una cifra que no permite mayor flexibilidad.

A las reservas líquidas se añade el ingreso de dólares que regularmente Pdvsa le entrega al Banco Central pero se trata de un flujo que resulta insuficiente, de hecho, Pdvsa solo le está depositando al BCV la mitad de las divisas provenientes del barril y coloca el resto en una serie de fondos administrados por el Gobierno.

Al mismo tiempo el ingreso de petrodólares no crece porque Pdvsa no ha logrado incrementar la producción y vende barriles con descuento a países aliados como Cuba.

Tesoreros de entidades financieras descartan que el descenso sufrido por las reservas entre el 8 y el 10 de enero obedezca a un intento del BCV por acelerar la entrega de divisas al sector privado porque la mayoría de las empresas reporta que no ha habido desembolsos, la reducción de los inventarios es preocupante y la deuda con los proveedores extranjeros alcanza cantidades preocupantes.

Tampoco se ha producido un pago de deuda, por lo tanto, la posibilidad de que el Banco Central haya hecho un aporte al Fonden, un fondo con el que el Gobierno cubre planes de gasto, está presente.

En su informe de esta semana la firma Síntesis Financiera indica que «estimamos que la caída de las reservas puede reflejar una transferencia de activos a Fonden, no habiendo pagos de servicio de deuda externa soberana ni otras erogaciones que lo expliquen».

A la espera

El Gobierno se dispone a implementar un nuevo esquema cambiario, pero marcha muy lentamente.

Todavía no comienza la creación del nuevo registro que incluirá a las empresas que podrán solicitar divisas en la Corporación Nacional de Comercio exterior; tampoco se conoce el monto y los lineamientos del presupuesto de divisas que definirá la política para cada sector; no hay claridad sobre cuáles empresas obtendrán dólares por el Sicad y cuántas por Cadivi o por el organismo que sustituiría a la Comisión y la incertidumbre es total sobre el precio que tendrá el dólar los próximos meses.

Bancos de inversión como Barclays, Bank of America y JP Morgan esperan que en el corto plazo la administración de Nicolás Maduro devalúe la moneda, algo que tendría beneficios para el Gobierno en dos ámbitos.

En primer lugar permitiría obtener más bolívares por cada dólar proveniente del petróleo y por tanto disminuiría el desequilibrio en las cuentas públicas donde los gastos superan en 15% del PIB al ingreso.

Además bajaría la demanda de dólares porque el billete verde sería más caro.

El precio a pagar por el ajuste en el tipo de cambio sería más inflación en el corto plazo porque el Gobierno tendría que reconocer el incremento en los costos y permitir aumentos en una larga lista de alimentos y medicinas reguladas.

VÍCTOR SALMERÓN |  EL UNIVERSAL